EL FLAMENCO COMO TEMA DE ESTUDIO. LA FLAMENCOLOGÍA Y LOS PRIMEROS INTENTOS DE PRESERVACIÓN DE UN HIPOTÉTICO FLAMENCO “CLÁSICO”
En la década de los 80 del siglo XIX, fruto de la atención que estaba comenzando a suscitar el fenómeno entre algunos intelectuales surgió la flamencología. Estébanez Calderón puede considerarse un flamencólogo avant la lètre, al igual que el francés Charles Davillier. Pero propiamente surge la flamencología con Antonio Machado y Alvarez “Demófilo”, padre de los hermanos Machado, Hugo Schuchardt y Francisco Rodríguez Marín. Los tres tienen escritos sobre Flamenco. El más leído y citado ha sido Demófilo. Su enfoque ha motivado el excesivo protagonismo que ha juicio de algunos se le ha atribuido a los gitanos como los creadores casi en exclusiva del flamenco. La lectura de los otros dos, particularmente los de Schuchardt, es un contrapunto interesante a la obra de Machado.
En esta época surgen en Sevilla dos revistas que analizan el fenómeno del Flamenco: El Folklore Andaluz (1882) y el Cante (1886).
En visión de Demófilo, el Flamencote finales del siglo XIX ya no sería lo que fue. Según él los Cafés Cantantes acabarían con el cante al propiciar su universalización y pérdida de autenticidad gitana, lo que él llama andaluzamiento o agachonamiento. Como se ve la flamencología ya nació nostálgica y tradicionalista. Su amigo Schuchardt tenía otra forma de ver las cosas, más ponderada. ¿Cómo una misma cosa –la mezcla de elementos andaluces y gitanos- podía ser ala vez la principal y feliz circunstancia que propició el surgimiento del Flamenco y la causa de su pérdida de autenticidad?
"Cuando escucho en tu guitarra
un cante por soleá
oigo en mi alma un silencio
que es música de verdad".
"Música tan de verdad
que las estrellas se callan
para poderla escuchar".
JOSÉ BERGAMÍN