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SAETA
La saeta, oración hecha cante, es una modalidad de cante flamenco de motivo religioso. Sus orígenes y vinculación a la semana santa no están suficientemente definidos. Lo probable es que sus formas iniciales fuesen adaptaciones de antiguas salmodias litúrgicas católicas dentro del mundo expresivo de las tonás; en este caso, su más inmediato antecedente histórico sería el "pregón".
Medina Azahar afirma que la saeta fue creada por los judíos conversos para convencer a la iglesia de su conversión al cristianismo y que la cantaban aunando en ella la máxima devoción y su más terrible desesperación. También se dice que tubo su origen en los almuédanos andaluces, cuyo oficio consiste en convocar a la oración a los fieles mahometanos desde el minarete. Posteriormente quedó olvidado este canto hasta que en Sevilla, en ocasión en que llevaban a la dehesa de Tablada a los condenados en un auto de fe, la madre de uno de ellos, transida de dolor, cantó la canción de los almuédanos, y tal sentimiento, tal pena puso en ello, que impresionado vivamente el pueblo, hizo que en ocasiones análogas se siguiera repitiendo.
El nacimiento de la saeta popular, no flamenca, se remonta aproximadamente a 1840. Tenia una entonación grave, pausada y monótona, más parecida a una plegaria cantada. Esta saeta primitiva fue recogida por interpretes locales creando diferentes estilos tales como: saeta antigua de Córdoba, la samaritana de Castro del Rio; las cuarteleras de Puente Genil; las de Marchena llamadas sextas, de pie quebrado o retorneas; en Mairena las revoleás, etc.
Actualmente se conocen dos clases de saetas, relacionadas respectivamente con la toná: martinete, carcelera; y con la siguiriya.
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"Cuando escucho en tu guitarra
un cante por soleá
oigo en mi alma un silencio
que es música de verdad".
"Música tan de verdad
que las estrellas se callan
para poderla escuchar".
JOSÉ BERGAMÍN |
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